REMEMORANDO

Pensaba escribir hoy sobre el sexo de los ángeles, pero cometí el error de escuchar las " noticias ".

 Durante varios días nos llevan bombardeado con horror sobre la conmemoración del quinto aniversario del COVID

Tengo que confesar que, en mi interior, guardo muchísimo rencor.

Me importa tres cominos si se produjo por una vacuna mal intencionada, por gas pimienta, o por virus antipersonas.

A mí, que el corazón se me rompió, y sangra para toda la eternidad.

 Con cada gota de esa sangre derramada por mí misma, no va disminuyendo el rencor africano que cogí “al gremio médico "

Entiéndase que es una generalidad   ya que también hay excelentes profesionales y con vocación, o entiéndase como se quiera.

Porque desatendieron sin pudor alguno al "viejo " que yo acompañaba a todas las visitas médicas y que era toda mi vida, era mi medio yo, mi compañero de viaje al que tuve que abandonar a su suerte en un hospital.

Con este aniversario, me han hecho revivir el dolor, el miedo, la impotencia, la incomprensión recibida, la falta de humanidad, la soledad, el misterioso botón del pánico que algunos llevan como extensión del dedo. ESO ES LO QUE ESTAMOS TRAYENDO A LA MEMORIA.

Y un día, ese hombre murió y yo le pregunté, ¿y ahora que hago?

Él no me contestó, ni siquiera pudo mirarme, con lo que eso le gustaba...

Y yo, que cinco años después, estaba reconciliándome con la humanidad, llevo cuatro días oyendo hablar de lo mismo y de una forma muy politizada. Cómo siempre la mayoría habla de lo que no sabe, de lo que no conoce, de lo que no ha vivido. Por eso habla.

Íbamos a ser mejores, nos decían. Yo no lo siento así. Ojalá lo hubiéramos sido, ojalá hubiéramos aprendido algo.

Creo que los únicos que se han humanizado son los mamíferos de cuatro patas que hace cinco años lloraban porque la calle, tan vacía, tan ausente que les daba terror.

Tan vacía, tan ausente como está ahora mi calle, mi casa.

Rosa de Julio